¿Caminantes?

La razón de existir es la búsqueda constante de la felicidad,
vive el caminante, se encuentra el camino, mas el camino no
es el caminante.
Uno solo de frente al universo con millones de dilemas por
resolver, el conocimiento llenando nuestro cerebro de
información, y el corazón tirando para el lado contrario.
Los sentimientos son la fortaleza en que habita la palabra
que es una llave que todo lo puede abrir: "LA POSIBILIDAD"
Siempre que quede una oportunidad nada estará perdido.
(Anónimo)

miércoles, 16 de junio de 2010

Formosa: ferrocarril y Ruta 81 “Eran como dos hermanas...”


El proceso licitatorio de reconstrucción del Ramal 25 del Ferrocarril Belgrano, es una muy buena noticia para Formosa, para la región y en especial para todos los que vivimos en las cercanías y pueblos por donde atraviesa el ferrocarril que une la ciudad capital de nuestra provincia con Embarcación y de ahí, al resto del país.

Además de todo lo que se ha dicho de la importancia económica que tendrá hay un componente fundamental que es el bien social que prestará. Los que hemos tenido la suerte de vivir en el oeste no olvidamos lo que este ferrocarril significaba. Todos los días de la semana circulaban los trenes. Uno era el llamado "pasajeros" que pasaba 3 veces por semana. Tenía vagones cama y vagones de asiento y un comedor. Otro era el tren "mixto" que circulaba 2 veces por semana y llevaba una enorme cantidad de vagones de cargas generales y 2 vagones que iban en la cola del tren para pasajeros, con un vendedor ambulante de sandwiches, bebidas y agua caliente para el mate. Otros que pasaban 1 vez por semana eran los llamados de "ganado", de "cargas" y más tarde el "petrolero".

El tren fue la vida de estos pueblos. Cuando salía de una estación se avisaba por código morse o por teléfono interno a la estación siguiente y allí tocaban la campana que se escuchaba en todo el pueblo y todos se preparaban para ir a recibir a los pasajeros, a ofrecer pan y comidas, a despachar y recibir encomiendas (mercaderías, chivos, ovejas, jaulas de gallinas, maquinarias y cuanto paquete cabía en un vagón), a comprar diarios y revistas. Había un personaje llamado el comisionista que hacia los trámites, cobranzas, pagos y papeleos generales en la ciudad y traía respuestas… y tantas otras cosas que la llegada de un tren era una verdadera fiesta popular.

En algunas estaciones importantes, como en Juárez, el tren permanecía largo rato mientras la locomotora maniobraba acomodando vagones vacíos para carga de carbón, postes, durmientes para ferrocarril, petróleo o hacienda y llevando los que ya estaban listos y cargados. Los más antiguos pobladores cuentan que los misioneros Padres Redentoristas iban en vagones que quedaban unos días en un andén de la estación desde donde misionaban los pueblos. También había trenes sanitarios y trenes de cobranzas. También la discriminación y tristeza embargó la historia del ferrocarril porque en aquellas épocas de los ingenios azucareros, las familias aborígenes viajaban en los vagones de carga o de hacienda amontonados como animales. Escuchar los relatos de las abuelas y abuelos sobre el maltrato y sufrimiento de esos viajes revela el martirio que padecieron, la inhumanidad y el racismo existente en esa época. A esos mismos Tobas, Pilaga y Wichí que fueron quienes hicieron los desmontes y los trabajos más duros en la construcción del ramal.

En épocas de lluvia era donde más se utilizaba y más vagones de pasajeros había y aunque los viajes eran largos –18 horas de Formosa a Juárez- eran entretenidos pues se compartía el diálogo, los mates, la comida, el truco, el canto, las coplas y ese rico sabor que tenía y tiene la "Formosa profunda" como se le dice hoy. Pero además, era el medio más barato de viajar donde los pobres llevaban sus productos para vender, iban a sus trabajos y sus familias a visitar a los familiares. El Estado era dueño del ferrocarril y cumplía un importante rol de acción social. La ruta 81 y el ferrocarril que en su mayor tramo corrían cerca y paralelas eran como dos hermanas, la vía y la ruta. Y todos los pobladores sabían que contaban con ambas hermanas en épocas de lluvia, invierno o calor para el trabajo, la economía, el transporte, la comunicación y el intercambio. Todo fue hermoso hasta que un día el ministro de economía Martínez de Hoz de la dictadura militar, decidió empezar a darle de baja y luego Carlos Saul Menem le dio el corte de gracia cerrando el ferrocarril definitivamente. Este hecho amputó una parte fundamental del cuerpo de Formosa, de su pueblo y de su economía. Le amputó el otro pie que ahora se recupera. Qué buena noticia es esta reactivación!.

Esperemos que como en Europa y otros países del mundo recuperemos éste y todos nuestros ferrocarriles. Y qué lindo sería que alguien escriba la historia de este ferrocarril en su tramo formoseño y pudiera rescatar tantos testimonios de ancianos que aún viven!.

Fuente: El Comercial
Fotografía: @olitoon

1 comentario: